En una corrida el día viernes 21 de mayo en la espectacular y mítica Plaza de toros de Las Ventas en Madrid, el torero español Julio Aparicio sufrió la cornada más ESPELUZNANTE que ha sido captada por la televisión, fotografías, etc. en la historia.
Seguro que han existido peores. No obstante, esta es particularmente escalofriante. Es un claro ejemplo de gore en la vida real.
Después del primer muletazo, el infortunado torero se tropezó con los cuartos traseros del toro. Por lo anterior, cayó al suelo cuando estaba intentando levantarse rápidamente cuando ocurre el HORROR inesperado: el toro le propinó la cornada en la barbilla que le atravesó la boca.
Cierto, yo no estoy de acuerdo con la tauromaquia e incluso a veces mi humor negro puede ser ofensivo cuando discuto con los amantes de esta práctica. Un ejemplo es cuando un torero sufre una cornada y manifiesto que "espero que le duela igual que al toro cuando es ensartado".
El hecho de que no me guste esta práctica no quiere decir que gozo el sufrimiento de los toreros. O sea, no me parece que este suceso con tintes Ley del Talión sea motivo de festejo o algo así.
Inevitablemente, al ver las horribles imágenes de la cornada, mi mente rápidamente recordó una de mis figuras preferidas en el Museo de Cera de Madrid.
Este es el mejor ángulo que pude obtener la última vez.
Lo sé, es una tragedia, es un horrible comparativo, pero alguien tiene que hacer el trabajo sangriento.
Seguro que han existido peores. No obstante, esta es particularmente escalofriante. Es un claro ejemplo de gore en la vida real.
Después del primer muletazo, el infortunado torero se tropezó con los cuartos traseros del toro. Por lo anterior, cayó al suelo cuando estaba intentando levantarse rápidamente cuando ocurre el HORROR inesperado: el toro le propinó la cornada en la barbilla que le atravesó la boca.
Cierto, yo no estoy de acuerdo con la tauromaquia e incluso a veces mi humor negro puede ser ofensivo cuando discuto con los amantes de esta práctica. Un ejemplo es cuando un torero sufre una cornada y manifiesto que "espero que le duela igual que al toro cuando es ensartado".
El hecho de que no me guste esta práctica no quiere decir que gozo el sufrimiento de los toreros. O sea, no me parece que este suceso con tintes Ley del Talión sea motivo de festejo o algo así.
Inevitablemente, al ver las horribles imágenes de la cornada, mi mente rápidamente recordó una de mis figuras preferidas en el Museo de Cera de Madrid.
Este es el mejor ángulo que pude obtener la última vez.
Lo sé, es una tragedia, es un horrible comparativo, pero alguien tiene que hacer el trabajo sangriento.
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